Pues que de nuevo el florido pensil patrio se ha quedado sin letra para su himno. Curioso país en que son los deportistas los que piden letra para poder cantar cuando ganan e interpretan el himno nacional-estatal, para no estar todos con el "chunda-chunda". Digo yo que no habrá sido la selección de futbol, porque estos ganar no es que hayan ganado mucho, la verdad. Tras muchas propuestas, pues que nada, que retiran la que parecía que había ganado e iba a ser propuesta a las cortes para su aprobación. Como ya ni hay cortes y ni propuesta, pues, hala, otra vez vuelta al tarareo de la música y nada de cantar con "distinta voz y un sólo corazón". La verdad es que era un poco ñoña, la letra, un poco plagio del coplero "viva España" de Manolo Escobar y con tantos valores de consenso que al final era empalagoso. Mucho talante había en la letra, más que talento, la verdad. Y, para qué nos vamos a engañar, al final todo suena al himno de la etapa anterior y ya está. Y digo yo, ¿porqué en la amnesia colectiva que supuso la transición no nos propusieron olvidar también la musiquilla en cuestión? O si no, ¿por qué no imitar a los asturianos que se han puesto su "Asturias, Patria querida" como himno de la comunidad? Esta canción típica de las últimas fases de borrachera -¿quién no ha llegado alguna vez a la fase de exaltación de la amistad que desemboca como por arte de birlibirloque en los cantos regionales?- pues resulta que incluso tocada con gaita suena solemne y los asturianos aguantan el tipo o siguen comiendo y bebiendo como si sonara música celestial. Que yo lo he vivido en un lagar, degustando la sidriña típica, los lugareños tocando con la gaita el himno, en plan oficial y tal, y la gente, pues a lo que había ido, a comer y beber y a ver si se callan los gaiteros que retumba mucho y no hay quien pare. Reconozco que para eso la solemnidad del Agur Jauna gana por goleada. A mí me sigue impresionando cómo todo el mundo se levanta y escucha y-o canta el Agur Jauna, con respeto y solemnidad. Y digo yo, que para eso son los himnos, ¿no? Y si no son capaces de generar consenso, sentimientos, respeto a lo que representan, pues igual es que no son himnos y hay que cambiarlos. Como decía aquel, si hay que explicar un símbolo es que ha dejado de serlo. Ya lo hemos visto en la entrada anterior, camiseta a rayas rojas y blancas, pues Athletic y ya está.
Lo siento por el sentir patriotero español, tan de moda últimamente en algunos, pero ya no hay letra, tampoco muchas victorias deportivas estatales para cantarlo y suponiendo que las haya, pues que sigan con el ti,to,ti,to, tariro, tariro. Tiene la ventaja de que nunca lo pondrán en karaoke, ni saldrá en Al pie de la letra, je,je.
No sé qué pasa últimamente, pero prolifera por la tele mucha gente rara, no friki, rara, qué leches, que tiene sus minutilllos de fama en los concursos que abundan por doquier. Los más posmodernos, al menos de apariencia, pueden bailar, otros pueden cumplir su sueño cantando mejor o peor, mientras que otros tienen que saberse la letra completa, o demostrar que tienen un supuesto talento que ya quisieran muchos de los que se suponen que son los talentosos por excelencia. Aunque muchos, la verdad, son para llorar, talento no tendrán, pero moral más que el alcoyano. Con tener el valor de salir haciendo muchas de las cosas que hacen, ya vale. Una americana de USA, vestida de faralaes, cantaba flamenco por amor, dijo, porque se enamoró de un gitano y allí salieron los dos, cantaores enamoraos, cantando -bueno, según se mire, porque cantar lo que se dice cantar no era- un flamenco desgarrador por lo desafinado no por el sentimiento, no os vayáis a creer. Lo más fuerte de lo poco que vi, fue el chico con sindrome down y mechas rubias en el pelo que bailaba las coreografías que le hacía su madre. Carne de gallina, bueno más bien piel de gallina, se me puso de verlo, porque el chico no lo hacía mal y es una muestra de superación, pero claro, no sé hasta qué punto el jurado puede ser imparcial, aunque tampoco sé si tiene que serlo. Así lo presentaron, que nadie vuelva a decir "no puedo". Alucina, vecina, porque claro a ver qué hacemos los que no bailamos tan bien ni nuestra madre nos hace coreografías, ni nos atrevemos a hacer puenting, por poner un ejemplo. No puedo no diremos, pero intentarlo, ni hartos de coca-cola y menos ir a algún concursito de los de marras. Aunque el sentir general parece ser otro. En general, llama la atención que la gente concursante es muy normal de tipo, tirando a fea, sobre todo los que van a hacer karaoke en al pie de la letra. Una experta opinión masculina me dijo el otro día que es normal, porque como los cocos malayos (que deben ser la ostia de feos) no ligan ni pagando pues que en las discotecas se pasan el rato bailando y cantando todas las canciones y así se aprenden las letras de memoria. Bueno, dije, pues puede tener su lógica. Claro que luego pensé que me sé bastantes canciones o por lo menos trozos y dije, pues, hombre, según se mire, pero no vamos a entrar en detalles ni en confesiones gratuitas que luego pasa lo que pasa y los cafés dan para mucho, sobre todo para explicitar todas las necesidades básicas, desde la comida y bebida hasta la eliminación intestinal y renal -qué fino me ha salido- y por supuesto el folletineo variado que es la estrella de las conversaciones y frasecitas de doble o triple sentido. Las ha habido mundiales, pero me quedo con la de que nadie quiere venir a cepillarnos... ¡qué lástima!
