300 hombres

Pues sí, amigos-compañeros, 300 es, a mi humilde modo de ver, un impresionante documento de fiereza y determinación, en un mundo sin las bondades del cristianismo, donde los soldados absolutos luchan por un objetivo supremo: la libertad, la exhaltación de la ley humana y sus derechos por encima de la ley divina o los arbitrios depravados de un poderoso loco. En este mundo, en este tiempo, el hombre se sabía lobo del hombre, y acataba sus instintos como un mal inherente a la condición humana; y sus dioses estaban creados a su imagen y semejanza, sin cargos de conciencia ni falsa moralidad. La democracia, concebida a la antigua, surge en estos turbulentos momentos, cuando los hombres son totalmente posibilistas y entienden de objetivos preclaros, cuando el gobierno de unos pocos, e incluso de uno sólo, como Leonidas, sólo tiene un objetivo: conducir con sabiduría y equidad un pueblo, y ensalzarlo en el mundo conocido para que, respetándolo, alcance su máxima prosperidad.