AD VIVIDOREM II

Pues sí, reinonas, la vida nos vuelve a sonreir de nuevo con un nuevo capítulo sobre la vida y las diferentes formas de tirar de la cadena sobre las mismas. Y un buen ejemplo lo tenemos en nuestro querido y admirado Francisco Rivera Pantoja, arias Kiko o Paquirrín, según las sagas. Pues resulta que a nuestro Kiko no le llega la paga para los cubatas de las pubs pero si para putas, perdón prostitutas; y no sólo eso sino que además invita a la peña para que así la pena o el goze sea compartido en conjunto armónico de penes sublebados. Ay, tierna adocelescencia, quien nos lo diría cuando veíamos al mozalbete jugando al balompié en los alevines del Real Madrid. Menos mal que todavía mantiene algunos gestos futbolísticos como el regate a los medios, la ágil cadera para esos empujones que requiere la cosa y sobre todo esa lengua tan delicada y que cuando la pone a trabajar sólo la entiende su querida progenitora; digamos que él tiene entrenado el músculo bucal para otros menesteres menos exigentes como el de hablar, y dan cuenta de ello esas 4 o 5 prostitutas con las que pasó toda una noche a 600€ por testa. Cuánto nos queda todavía por aprender queridos mortales, y es que ayer, hoy y siempre siempre habrá auténticos especialistas en eso de vivir a cuenta de los demás, aunque en la historia vaya tu propia mamá.