miércoles, 20 de febrero de 2008

Va por ti, compañera

Rumores , murmullos, frases maledicentes dichas por doquier, comentarios sobre nuestra valía... Sólo falta que quien las oiga sea mala persona -bastantes hay por ahí, por cierto- y ya está, la coctelera se agita y, finalmente, termina salpicando a todo bicho viviente. Y, hala, luego, a sentirte obligado a dar más para demostrar que no tienen razón y, según como haya sido la jugada, pues a tener que recomponer la imagen de una. A veces el daño es grande y es más difícil limpiar la imagen que reconstruir el virgo, que no debe ser tan difícil, con 1.800 euritos lo solucionas, según la propaganda de las clínicas que te reconstruyen y recomponen todo, oyes, para tener contento al pavo de turno.
Uff, qué hartura... Mira, que no, que no puede ser, que no vamos a tener que estar toda la vida así, que aunque tengamos la autoestima bien, (hemos quedado en que somos la pera limonera, ¿no?) nos desinflamos..., pero por puro agotamiento. Pues no, se acabó. No, nada de perder el tiempo en tonterías.
Inasequibles al desaliento -este es mi lema- y con el mismo estilo que la esperancita cuando, después del accidente, bajó del helicóptero -sin despeinarse, siquiera, como si bajara por las escaleras cual vedette de revista, que ya quisiera la norma duval, vaya-, aquí seguimos en -y con- laPera levantando ánimos y lo que haga falta, recordándonos a todos lo que somos, de dónde venimos y a dónde vamos (bueno esto ni siendo peralimoneros de pro lo sabemos, pero en fin) y sobre todo, sobre todo, insisto, recordándonos todo, todo lo que valemos. Y además pa' todo, que somos completitos y apañaditos. Así que las lenguas viperinas que osen ponerlo en duda, serán simples personajillos, marionetas, a las que el tiempo pondrá, no me cabe duda, en su lugar. Y entonces, ay, entonces.... ni se atreverán a hablarnos y besarán, por la cuenta que les tiene, el lugar donde pisamos.... Y si no, al tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me abrumas y te agradezco. Ya se pasó, sólo que me pasa como a mi perra, que el hambre le cambia el caracter porque quiere comer, la tía, y no puede, y se encabrona y se pone nerviosa.
Pues yo me pongo susceptible, sí, qué pasa, y me joden cosas que de normal igual no me parecerían tan tan... A mí no me sobra el ego y lo gasto donde puedo, aunque en algunos lugares y con alguna gente no debería porque, sinceramente, creo que no me lo merezco.
Y puesto que esto lo vemos todos, más público no puede ser.