martes, 26 de junio de 2007

Ad Amoren (II)

Si, compañeros peralimoneros, me explayo brevemente, con vuestro permiso, después de una dura jornada de trabajo. Inspirada, como en tantas ocasiones por la insuperable candidez de nuestro amigo, irrepetible Pomero, que hoy nos ha alegrado el día con su visita, y por otro lado nos lo ha entristecido con su ausencia. Un comentario suyo, natural y auténtico como todo en él, y al tiempo real como la vida misma, me ha dejado una añoranza melancólica que me ha acompañado todo el día.
Y es que la esencia del romanticismo está en brindar siempre por la cándida adolescencia.

1 comentario:

rb dijo...

qué potito!!! :P