Gafosas al poder!

Ah, siii, dedicado a todas esas gafosas que llenamos el mundo con nuestra sublime imperfección. Ni por leer mucho, ni por trabajar en un archivo, biblioteca o ser profesora de literatura, ni por despistojarse engastando joyas ni sexando pollos o pollas. Sí, queridos. La gente NO LLEVA GAFAS porque le da la gana, pero eso no quiere decir que no se cumplan unos requisitos fashion para llevarlas, sobre todo para los no lentillosos, porque para nosotros las gafas son porsiaca, no un elemento más de nuestro vestuario que tendríamos que combinar propiamente. Impresionadas nos quedamos la compañera “e” y yo misma, cuando acudimos a un curso y una alumna cincuentona pero espigada, guapisísima y con un pacto con el diablo sin duda sacó del Lamarthe una gafa de mañana y otra de tarde. La de mañana era una montura chanel clásica con el símbolo de la marca en brillantitos de swaroski; la de la tarde era una gafa más estilizada y fina, mucho más juvenil, con dibujo en motas blancas y negras símil piel de vaca, muy fashion –bueno en esto hay que tener mucha clase para que no se piense que son de Pascual-. Reinvindicamos la idea tchin-tchin de Afflelou, pero todavía más unas Lacoste blancas y verdes o Ray-ban para la mañana y unas Vogue elegantes o las flower Bulgari demoledoras para la noche. Eso sí, cuidad las lupas, gafosas, nada de mercadillo o imitación, que sus quemais. Que sean Luxottica.